¿FELICES FIESTAS?


Dr Hugo A Fiallos


Si ustedes de esos pocos (poquísimos diría yo) afortunados que me leen (por eso son poquísimos, a mi no me lee ni mi abuela) sabrá que yo siempre he dicho que las últimas dos semanas del año son semanas donde la gente se enloquece, todos andan de arriba abajo como desesperados tratando de gastar el pistó que les han pagado y que les ha costado ganarse en cosas que no necesitan, en regalos, en comida o en chupe. Es una época para olvidarse del gobierno y sus diputados discapacitados, incapacitados, anestesiados y entrenados para obedecer conntan solo un gesto de la mano o un fruncido de bigote. 
 Es la época para practicar el sutil y ancestral arte de la hipocresía y cerrar los ojos ante la triste realidad en que vivimos poniéndonos nuestra máscara de alegría, subiendo fotos de una vida que no es real pero que quisiéramos que lo fuera. 
Olvidamos por dos semanas los resentimientos, las deudas, el precio de la canasta básica y todos los demás problemas, debido al brillo de las lucecitas y los vidrios de colores como buenos indios que somos. (los conquistadores sabían lo que hacían). 
Pero no todas las personas disfrutan esta época. Para muchos, las fiestas de fin de año son lo peor que les puede pasar. 
Parece contradictorio, pero la temporada navideña se asocia con una menor satisfacción con la vida y bienestar psicológico, esto se debe principalmente a la carga cultural y simbólica que llevamos durante este período. En esta época se supone que todos debemos ser felices, lograr nuestras metas, tener todo lo que deseamos y no tener conflictos con nuestras familias.
Pero cuando la persona se da cuenta de que su situación no cumple con estas expectativas, se desarrolla un sentimiento de frustración, que sumado a los problemas que ya ha venido arrastrando en todo el año pues simplemente le hacen caer en un mayor deterioro emocional.
Para muchos el tratar de vivir según las apariencias que se supone se esperan de el , o por querer ser mejor que sus vecinos o compañeros de trabajo, el dar dinero(que le hace falta) para cooperar en un cuchumbo, un amigo secreto, en los adornos navideños, en las fiestas obligadas de la oficina, el pintado, arreglo y la iluminación de la casa y demás estupideces sociales les hace entrar en una espiral de gastos que causa angustia, stress, ansiedad y preocupación.
Muchos se presionan para ser perfectos, para encajar, para vivir de apariencias presumiendo viajes, estrenos de ropa o accesorios que siendo sinceros, a nadie le importa.
Durante la fiestas de fin de año se ponen de moda varios temas delicados: Las relaciones entre los familiares, los problemas económicos, estrés a la hora de organizar los eventos, la socialización excesiva con la práctica del ancestral y delicado arte de la hipocresía, la pérdida de seres queridos y muchos otros eventos que también pueden ocasionar episodios de ansiedad o depresión. La dificultad de los demás para entender estas emociones pueden empeorar aún más este malestar emocional en algunos casos.
Es frecuente que la melancolía sea mayor durante las reuniones familiares y tengamos la  sensación de que falta alguien, esa persona que perdimos y que todavia duele su ausencia.
El exceso de comida puede producir, además de malestar físico, también malestar emocional y sentimientos de culpabilidad por una dieta poco adecuada o por un gasto desmesurado. Tanto es así que es común que las personas afectadas por un trastorno de la conducta alimentaria, como anorexia, bulimia, vean incrementada su sintomatología en estas fechas.
Aquellas personas con dificultades en el control de sus impulsos o que presentan adicciones tienen el riesgo de sufrir una recaída en las fiestas navideñas, porque simplemente todo el ambiente te induce a estar chupando, y la gente necesita escapar de sus problemas, tristezas y frustraciones intoxicándose, ya sea con drogas o el alcohol, el ambiente tampoco te pide que te limites en otra serie de actividades como tragar los 250 tamales, las torrejas, o lo que es peor, los gastos inútiles, innecesarios y excesivos.
Si sentirnos mal en cualquier época del año nos genera culpa y agobio, hacerlo en Navidad es aún peor. 
Pero déjame te cuento que no es malo ponerte primero y antes que todos, no es malo ser egoista emocional, tu paz es mas valiosa que cualquier otra cosa, acepta que no es una obligación estar presente en una cena navideña, adornar el árbol con la familia, ir de compras o desear una feliz navidad a otras personas si no se nos antoja, si no tenemos ganas, si no estamos listos para hacerlo o simplemente no nos hace sentir bien.
Por favor y esto también es muy importante, traten de vigilar de cerca a sus amigos, ustedes los conocen y saben si pueden estar pasando por momentos difíciles,  la alegría excesiva, la euforia, risas forzadas también son síntoma de depresión. 
Envien un msj de whatsapp preguntando si todo esta bien, a veces ese simple gesto puede salvarle la vida a alguien, conversen acerca del sentimiento, no es malo estar triste en estas fechas, especialmente nosotros que hemos perdido mas de 25 mil hondureños por covid y que no pudimos tener una despedida adecuada, muchas personas aún no manejan esa pérdida de forma adecuada. Aprendamos a ser empáticos, hablemos de eso que no pueden hablar. Esta época es de amor, muchos lo perdieron, muchos lo necesitan muchos podemos darlo. Ayudemos a nuestros amigos.

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