EL BAÑO SAGRADO
El Kumbh Mela La mayor concentración humana conocida
"...se presume que este año llegarán no menos de 80 a Cien millones de peregrinos..."
Cuenta una vieja leyenda hindú, que en los cielos de India, en un pasado muy lejano, los devas (dioses) y los asuras (demonios) hicieron un pacto: extraerían juntos del primero de los océanos, que era de leche, el "amrita", el jugo de la inmortalidad,y lo compartirían. Sin embargo, ocurrió que para cuando surgió de los mares Dhanu Antari con la jarra que contenía el amrita en la mano, los demonios se lo robaron y salieron de inmediato a la carrera.
Perseguidos por los dioses durante 12 días y 12 noches -en términos 'divinos', que a 'escala humana' equivaldrían a 12 años-, se enzarzaron en una cruenta batalla por la jarra, y ésta terminó derramando cuatro gotas de amrita sobre cuatro lugares que hoy son sagrados: Praiag (que es como se conoce a Allahabad, en Uttar Pradesh), Haridwar (Uttaranchal), Ujjain (Madhya Pradesh) y Nasik (Maharashtra).
El tiempo y el misticismo, inherente a la cultura hinduista, hicieron que según un cálculo astrológico que se completa cada 12 años y que está basado en la posición del Sol, de la Luna y de Júpiter, se celebrase una kumbh (jarra) mela (reunión), en estos cuatro lugares, completando cada ciclo con una maj kumbh mela (gran reunión de la Jarra), durante el mes de magha (enero y febrero del calendario gregoriano) en las riberas del Ganges, en Allahalabad.
Y es justamente este 10 de febrero que se celebrará la siguiente ceremonia del Kumbhamela el rito que reúne a la mayor cantidad de fieles en todo el mundo, se presume que este año llegarán no menos de 80 a Cien millones de peregrinos!!!, En un país tan fervorosamente apasionado de la religión, entendida como ese atractivo laberinto de credos y leyendas que es el hinduismo, no resulta extraño, ya que la última "gran reunión" convocó a 70 millones de personas procedentes de todos los rincones del país.
Faltan días para el tercer gran baño –de un total de seis que culminarán el 10 de marzo, el próximo es el día 10 de febrero-, y el ritual, coincida o no con los shahi san (los días más propicios según los cálculos astrológicos) no debe demorarse lo más mínimo.
Este 10 de febrero, el agua se 'transformará' en amrita, y cualquier peregrino que se sumerja completamente en el Ganges se limpiará de todos sus pecados, él, y nada más y nada menos que a sus ascendentes en 88 generaciones. Y como premio, tendrán la oportunidad de recibir las bendiciones de todo sadhu que se encuentren a su paso.
Los peregrinos llegan desde varios días antes,a lomos de cualquier medio de transporte posible o imposible desde un camello a un coche de última generación o un elefante.
Lo mas sorprendente es que en un país tan pobre como la India se logre organizar con tanta eficiencia una concentración tan imponente como esta.Primero, porque de la nada surge una ciudad entera con cableado eléctrico y cualquier servicio que un ciudadano requiera para el día a día; desde tiendas con todo tipo de productos a puestos de comida, restaurantes, baños públicos, redes WiFi e incluso varias comisarías. La presencia policial, junto al Ejército y su Grupo de Operaciones Especiales, impresiona.El Gobierno se ha esmerado en tratar de coordinar la mayor concentración humana conocida hasta la fecha y para un extranjero esto resulta, cuanto menos, de agradecer. Pero si además ese extranjero conoce mínimamente el país, tamaña eficacia termina por maravillar.
Segundo, porque ese mar de tiendas de campaña con mejor y peor fortuna que se pierde en el horizonte, indica que el espacio es lo suficientemente grande como para que el gran baño no represente, en ningún caso, una amenaza claustrofóbica de la que puedan salir malparados.
Y tercero, porque este gran kumbh mela coincide con la época de siembra –también se le considera un ritual de la fertilidad donde la jarra, con forma de útero, contiene el agua de esos ríos que han sido tan determinantes en la historia de India-, y el ambiente general es de lo más festivo; sólo India sabe sacarle partido como nadie a la celebración de la mezcolanza y el empujón.
EL BAÑO DE LA LUNA LLENA
El día del Gran baño,inicia con una marcha, que puede significar recorrer a pie mas de 10 km para llegar al río, esta marcha va sumando concurrencia hasta convertirse en un sinfín de pequeños afluentes que desembocan, todos, en una inmensa marea humana que hormiguea hacia la orilla principal. Hay bostezos, caras de sueño y un murmullo discordante, pura algarabía, de familias que llegan, se bañan, y se van por donde vinieron. Cuando aún falten unas horas para que amanezca, los Naga Baba inaugurarán la jornada sumergiéndose en el Ganges desnudos, por parejas y ataviados con un rosario. Luego, tras las abluciones, cubrirán sus cuerpos con ceniza. Además, ese baño servirá para que miles de nuevos sadhus bauticen su inmediata vida de ascetas.
Abogados, ingenieros, médicos, curiosos, 'hombres de negocios' (que en India incluyen desde un prestamista hasta el dueño de un yate), y hasta un par de mujeres policía que se cambian allí mismo y se bañan en un visto y no visto, han venido de todos los rincones de India por tierra y aire. Desde el estado de Tamil Nadu, al sur de un subcontinente que cuenta con ocho mil kilómetros de costa, hasta las montañas de Manali, al pie de los Himalayas, pasando por los barrios pudientes de Bombay, la capital financiera del país. La policía se esmera en que no se formen tapones de dimensiones incontrolables que acabaría con locales y turistas a remojo, silbato en mano y vara de bambú haciendo las veces de valla de contención ‘móvil’.
Pero no hace falta. Son las mismas familias las que se encargan de no entorpecer los tiempos en un ritual que diríase que han ensayado una y otra vez. Llegan, acampan, ellos se quedan en ropa interior y ellas vestidas del cuello a los tobillos, y por grupos toman el baño y se van. Les cuesta entrar. Las bajas temperaturas, que pueden alcanzar los 10 º C en ese momento, tampoco invitan al recreo. Pero entran; ríen, jueguetean, se recrean algunos más, algunos menos, y cuando la policía dice "Ya", salen trepando por la orilla y desaparecen por ese horizonte por el que vinieron. Es el propio castañeteo colectivo de sus dientes el que hacen de sonido de ese reloj que marca los tiempos. Y es que en India, queda demostrado, hay sitio para todos.
La ocasión de limpiarse de pecados, a uno y a sus 88 generaciones anteriores, bien lo merece.
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