¿COQUETEO O AMABILIDAD?: Manual para analfabetos emocionales
Bienvenidos, mis confundidos crónicos, a este nuevo episodio de Educando a la Pobrería, el único podcast donde agarramos la vida, la exprimimos y descubrimos que debajo de la pulpa de ilusión solo hay jugo de decepción.
Hoy vamos a hablar de ese misterio universal, esa duda que ha destruido amistades, provocado divorcios y creado más grupos de WhatsApp “con y sin pareja” que cualquier otra cosa:
¿Esto es coqueteo… o solo es amabilidad?
Porque sí, hay guerras en el mundo, hay inflación, hay pandemias, pero nada causa más insomnio que esa sonrisa rara de tu compañer@ de trabajo.
Porque, seamos honestos: medio mundo anda confundido. Te sonríen, te tocan el hombro, te dicen “qué lindo tu peinadito” y vos ya estás eligiendo nombres para los hijos… pero resulta que la otra persona ni siquiera se sabía tu apellido. Bienvenido al maravilloso mundo de las falsas ilusiones.
I. El origen del problema
El ser humano, desde que aprendió a caminar, anda confundido con las señales, y tiene dos grandes misterios sin resolver:
1. Qué carajos hay después de la muerte.
2. Y si fulanito/a realmente me está tirando onda o solo es buena onda.
No hay Google, ni tarot, ni brujo, ni algoritmo de inteligencia artificial que te saque de la duda. La línea entre ser amable y flirtear es más delgada que la cortina de baño de un motel barato.
No hemos cambiado mucho. Solo que ahora en lugar de piedras y mamuts usamos emojis y likes en Instagram.
II. El autoengaño colectivo
La mente humana es experta en inventar telenovelas y la ciencia lo explica: se llama sesgo de interpretación romántica.
👉 Traducción al idioma de la pobrería: si alguien te atrae, tu cerebro convierte cualquier gesto suyo en una declaración de amor.
¿Cómo estás?” → Vos pensas: “¡Me ama!”
Te ofrece un café → Vos: “Ya casi nos casamos.”
Te responde un emoji con carita feliz → Vos: “Ya le gusto, es oficial.
Te sonríe → “Quiere conmigo.”
Te manda un sticker → “Me está proponiendo matrimonio.”
Te dice “buenos días” → “Claramente me ama, nadie más en la historia ha recibido un saludo tan especial."
Pero no, mi ciela. Muchas veces es solo educación. Resulta que el 80% de lo que vos interpretás como señales románticas, el.contacto visual, la sonrisa, son simplemente conductas sociales normales. Cortesia social vaya. O sea, te están tratando como a un ser humano normal, pero vos ya estas eligiendo canciones para la boda.
Nuestro cerebro proyecta deseo donde no necesariamente lo hay. Y ahí es donde vienen los problemas: ilusiones, malentendidos, friendzonadas históricas.
Asi que no compa, no todo el que te abre la puerta, quiere abrirte el corazón… o las piernas.
III. Señales falsas que confundimos con coqueteo:
El autoengaño
Aquí viene lo más cruel: muchas veces queremos creer que nos coquetean porque nos sube la autoestima. Que alguien sea amable y simpático no significa que te quiera desnudar, pero nuestro ego se inventa la novela porque nos conviene.
La frase clásica: “Es que siento que entre nosotros hay algo…”. Sí, hay algo: aire. Y oxígeno. Eso es todo.
En las relaciones interpersonales existen ciertas señales que se confunde con muchísima facilidad ya que se mueven en esa delgada línea entre amabilidad y coqueteo.
Veamos las clásicas
1. La sonrisa prolongada
Una cosa es sonreír porque la otra persona es educado, otra es reír exageradamente por cualquier pendejada que digas
👉 Problema: nuestro cerebro no distingue, y lo interpreta como amor eterno.
2. El contacto físico casual
Un roce de hombros, una palmadita en la espalda.
👉 Vos: “Ya casi me quita la ropa.”
👉 Realidad: estaba tratando de pasar porque el pasillo estaba estrecho y vos estas panzón.
3. La atención especial
Te preguntan cómo estás, te ofrecen café.
👉 Vos: “Me quiere cuidar como a un perrito indefenso.”
👉 Realidad: son simplemente buenas personas, cosa rara en el mundo, pero existe.
IV. La cultura latinoamericana del rodeo
Aquí viene lo bueno: en Latinoamérica, hablar claro es pecado.Somos expertos en andar con rodeos. Nadie te dice directamente “me gustás” porque le tememos al rechazo, mejor lanzar indirectas nivel ninja:
“Qué bonita sonrisa tenés.”
“Con vos me siento diferente.”
Y uno, inocente, se queda interpretando señales como si fueran jeroglíficos mayas.
V. Cuando sí es coqueteo
Pero tampoco todo es ilusión. Hay diferencias clave entre ser amable y coquetear:
1. Duración del contacto visual: un amable te ve dos segundos; un coqueto se queda mirándote como si fueras baleada con todo a las 2 de la mañana.
2. Contacto físico: el amable te saluda de mano; el coqueto busca cualquier excusa para tocarte el brazo, la espalda o quitarte una pelusa imaginaria.
3. Interés personal: el amable te pregunta cómo estás; el coqueto quiere saber con quién vivís, qué música escuchás y cuál es tu posición favorita…con respecto al clima político obviamente.
4. Frecuencia: el amable aparece de vez en cuando; el coqueto parece Google Maps: siempre sabe dónde estás.
VI. La friendzone: el cementerio de ilusiones
Aquí descansan todos los confundidos de la historia.
Lugar mítico cuyo portal se abre diciendo las palabras mágicas:
“Eres como mi hermano.”
“Me encanta hablar contigo, eres tan buena persona.”
👉 Traducción: “Jamás tendrás chance conmigo, pero me gusta cómo me escuchás.”
La friendzone es como el infierno: sabés que existe, sabés que podés terminar ahí, pero igual te metés a hacer los pecados que no deberias.
VII. La neurociencia del coqueteo
Aquí vamos con ciencia de verdad, para que no digan que todo es puro chiste.
El coqueteo real activa zonas del cerebro relacionadas con el deseo y la recompensa (dopamina).
La amabilidad normal solo activa las zonas de empatía y sociabilidad.
¿El problema? Tu cerebro enamorado activa las dos a la vez y ya no distinguís si es un “me gustás” o un “me caés bien”.
VIII. El lenguaje corporal
Estudios muestran que:
Una inclinación leve hacia vos es interés.
Cruzar brazos y mirar al celular mientras hablás → amabilidad forzada.
Risa exagerada de chistes malos → 90% probabilidad de coqueteo.
Toques en el brazo o en la mano → más allá de cortesía.
Pero cuidado: el contexto importa. No confundás a la mesera que sonríe por propina con alguien que quiere ser tu pareja.
IX. El rol de las redes sociales
Hoy el coqueteo se digitalizó:
Like en tu foto → ¿interés o scroll accidental?
Reaccionó con 🔥 → ¿coqueteo o reflejo nervioso?
Te respondió una historia → “Ya somos novios.”
La verdad es que ni siquiera las redes ayudan. Ahora en lugar de malinterpretar miradas, malinterpretamos emojis.
X. Consejos prácticos para no quedar como idiota
La receta mágica para dejar de sufrir con estas dudas es:
1. Comunicación directa: preguntá. Sí, directo, sin rodeos: “¿Esto es interés o solo sos amable?”.. Sí, da miedo, pero mejor que andar confundido.
2. Aceptar la respuesta: si dicen “solo soy amable”, no lo traduzcas a “me quiere pero tiene miedo”. No. Aceptá y seguí con tu vida.
3. Dejar de leer señales falsas: una sonrisa no es un anillo de compromiso.
4. Buscá consistencia. Si siempre te trata igual, es amabilidad. Si contigo es diferente, ojo ahí.
5. No inventés películas. Una sonrisa es solo una sonrisa.
Creé en los gestos, no en las palabras. Si nunca te lo dijo, probablemente no era lo que pensabas.
XI. Conclusión
En este planeta, la diferencia entre coqueteo y amabilidad es tan confusa como leer instrucciones de microondas en chino. Pero hay una regla de oro:
👉 Si tenés que preguntarte demasiado, probablemente no es coqueteo.
Así que la próxima vez que alguien te sonría, antes de hacer planes de boda, recordá:
Puede ser amabilidad.
Puede ser educación.
O puede ser que realmente te quiere… pero si es así, te lo va a dejar claro.
Porque al final, el coqueteo se nota, y la amabilidad también. El problema no es la señal: el problema somos nosotros, que queremos ver romance donde solo hay buenos modales.
En resumen, mis queridos confundidos, el coqueteo y la amabilidad se parecen tanto que uno termina con ilusiones gratis, pero la verdad es sencilla: si alguien quiere algo con vos, te lo va a dejar claro. Y si no, vas a estar toda la vida interpretando sonrisitas como si fueran versículos de la Biblia.
Así que la próxima vez que alguien te sonría, pensá: “¿Será coqueteo? ¿Será amabilidad? ¿O será que simplemente me tengo que calmar y dejar de fantasear?”
Porque al final, como dice el viejo refrán de la vida moderna: “Si te confunde, probablemente no le interesás tanto”.
Y bueno, hasta aqui llegamos, Gracias por leerme y recuerden: la amabilidad no siempre es coqueteo, pero la pendejez sí siempre es pendejez.
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