CENTRAL DE RIESGO: La lista negra donde todos tenemos membresía

Bienvenidos, mis queridos endeudados, hipotecados, fiadores y soñadores del crédito fácil.
Esto es Educando a la Pobrería, el único podcast donde te explicamos por qué el sistema te exprime hasta el alma… pero con una sonrisa para que no te sientas como un tonto en una junta de banqueros.
 Hoy vamos a hablar de algo que suena a película de espías, pero que en realidad es tu peor pesadilla financiera:ese monstruo que vive en las sombras financieras, que decide si te dan crédito, si te venden a plazos una refrigeradora, o si te miran con asco en el banco cuando pides una tarjeta: la Central de Riesgo. O como la llaman los elegantes, la Central de Información Crediticia.
Sí, ese archivo invisible donde se guardan tus secretos económicos, tus errores del pasado y, si sos hondureño promedio, tu eterna deuda con el sistema.
¿Listos para que les cuente cómo este monstruo invisible te tiene en la mira? Agárrense, que va con ironía incluida, porque si no nos reímos, nos ponemos a llorar.

🔍 ¿Qué es la Central de Riesgo?

Ah, la Central de Riesgo. Ese invento divino del capitalismo tropical.
Imaginemos por un segundo que eres un hondureño, con un gran poder ... para las deudas. con una tarjeta de crédito que se te fue de las manos comprando arroz y frijoles a plazos. Ahí entra la Central de Riesgo, ese Gran Hermano financiero administrado por la Comisión Nacional de Bancos y Seguros. ¿Qué es? Bueno, mi pobrería, es básicamente un archivo gigante, un chismeador oficial que junta toda la mugre crediticia de los hondureños como tú y yo. Si pediste un préstamo para el carro que se te averió, o un crédito para la tele que ya no prende, o –Dios no lo quiera– un adelanto para pagar la luz antes de que te corten, todo eso se anota ahí. No solo tú, eh: codeudores, avales, hasta tu tía que te firmó el pagaré por lástima. Es como el Facebook de las deudas, pero sin likes y con cero privacidad.
En teoría —en teoría, porque en la práctica es otra historia— la Central de Riesgo es una base de datos donde se registran todos los créditos que las personas o empresas tienen con bancos, cooperativas, financieras, casas comerciales, y hasta las tienditas que venden motos con “cómodas” cuotas.
Y aparte están las privadas, las que hacen negocio con tus datos.
Porque claro, ¿qué mejor negocio que vender la vergüenza ajena?
¿Y para qué diablos sirve esta joyita? Ah, qué pregunta tan inocente. Su función, oficialmente, es ayudar a las instituciones financieras a evaluar el riesgo antes de darte un crédito.
Traducido al español real: “para saber si sos confiable o si ya sos carne de cobrador”. Sirve para que los bancos, esas fortalezas de aire acondicionado y sonrisas falsas, decidan si eres un santo pagador o un demonio moroso. Antes de prestarte un quinto, consultan este historial y piensan: "¿Este fulano paga a tiempo o nos va a dejar con el carro en la mano?". Es su manera de medir tu "riesgo crediticio", o sea, cuán probable es que les dejes la deuda colgada como tendedero en domingo. Sin esto, mi querida pobrería, los banqueros tendrían que adivinar con una bola de cristal, y ya sabemos que son alérgicos a las sorpresas. En resumen: te vigila para que ellos duerman tranquilos.
Cada vez que pedís un préstamo, una tarjeta, un celular a cuotas o hasta un plan de internet, la empresa mete tu nombre a esa base de datos.
Si estás al día, sos un “buen cliente”.
Si te atrasás un mes, sos un “riesgo moderado”.
Y si dejaste de pagar… bueno, te graduás con honores en la Universidad de los Incobrables.

💀 ¿Cómo funciona?

Funciona más o menos así:
El banco A, la financiera B y la tienda C mandan cada mes tu información a la Central.
Ellos registran cuánto debés, cuánto has pagado y si sos puntual o no.
Entonces, cada vez que te metes en un lío crediticio con un banco, cooperativa o cualquier entidad supervisada por la CNBS, ellos reportan todo: el saldo que debes, si estás al día como un relojito suizo o si ya estás atascado como el tráfico en el anillo a las 6 de la tarde ¿Pagaste el mes pasado? Check positivo. ¿Te atrasaste dos cuotas? ¡Bam! Estatus moroso, vencido o –peor– en ejecución judicial. Hasta los castigos por deudas irrecuperables se anotan. Todo esto se acumula en tu "perfil crediticio", que es como tu currículum, pero en vez de logros, solo pecados financieros.
Cada vez que una institución quiere prestarte dinero, entra a revisar tu historial.
Y si tu historial parece una telenovela con más capítulos de atraso que de pago, te dicen el clásico:
“Lo sentimos, pero en este momento no calificás.”
Sí, esa frase que suena elegante pero significa: “sabemos que no pagás ni el internet, así que no te vamos a prestar ni para un chicle”.
Y lo mejor –o peor, según mires– es que solo tú puedes ver tu propio reporte, pidiendo cita en la CNBS o descargándolo gratis en su app "Mi Reporte Crediticio". Regístrate con tu correo, sube una foto tuya luciendo inocente y ¡voilà! Ahí está tu vida en números: deudas vigentes, historial de pagos... y ese numerito de riesgo que te hace sentir como un delincuente de pacotilla.

🧾 ¿Y para qué sirve realmente?

En teoría, repito, sirve para que el sistema financiero sea más responsable.
Que los bancos sepan a quién prestarle y a quién no.
Evita que la gente se sobreendeude…
… aunque irónicamente, los mismos bancos te bombardean con tarjetas, créditos, préstamos rápidos y promesas de “paga después”.
O sea, te empujan al precipicio y luego te putean por haberte caído.
También, según ellos, la Central de Riesgo “protege la economía nacional”.
Sí, esa misma economía donde medio país vive del día a día, donde un salario no alcanza y donde el 70% del empleo es informal.
Pero claro, el problema sos vos por deber 1,200 lempiras del microcrédito que sacaste para comprar pañales.

💸 ¿Se puede eliminar?

Ahora la pregunta del millón (o del millón que no te van a prestar):
¿Se puede eliminar la Central de Riesgo?
Técnicamente, no.
Lo que podes hacer es limpiar tu historial, pero no es magia de TikTok! Primero, lo obvio: paga tus deudas. Una vez que liquides todo, el banco reporta el cierre y tu nombre empieza a limpiarse. Los reportes negativos –esos que te marcan como "peligroso"– suelen durar hasta cinco años, dependiendo del tipo de mora. Si es un error, como que el banco se equivocó y te puso moroso por un lempira de más, puedes reclamar ante la CNBS con pruebas, y ellos lo corrigen. En fin, se puede borrar, pero duele el bolsillo y la paciencia.
Y ahora, el clímax sarcástico: ¿sería bueno o malo eliminarla del todo? Ay, mi querida pobrería, si este episodio nace porque la candidata Rixi Moncada la quiere borrar de un plumazo para que "nadie quede excluido del crédito". Suena lindo, ¿verdad? Como un abrazo colectivo a los morosos. Imagínense: préstamos a diestra y siniestra, sin historial que te frene. ¡Fiesta en las agencias! Sería genial para ti, que tienes una deuda de 5 mil lempiras que creció a 80 mil por intereses de usureros. Acceso libre al dinero, equidad para la pobrería... ¡viva la revolución financiera!
Pero, ¡ja! Ahí viene el pero gordo como el presupuesto de un político. Economistas y banqueros –esos guardianes del status quo– gritan que sería un desastre. Sin la Central, los bancos prestarían a ciegas.
No sabrían si le están dando crédito a un buen pagador o a un experto en desaparecer, así que prestarían menos, con tasas de interés más altas para todos, porque el riesgo sube como la marea en Coyolito. ¿Resultado? El sistema financiero tambalea, más impagos, quiebras... y al final, ¿quién paga? vos, con créditos carísimos o cero acceso. Es populismo puro: promete el cielo, pero te deja en el infierno con burbujas crediticias que explotan en recesión. Países vecinos la han reformado –para hacerla más justa, con plazos más cortos para negativos–, pero eliminarla? Ni en sueños. Sería como quitar el GPS en Tegus: al principio emoción, después un vergueo.
Eliminarla por completo del sistema financiero sería como quitarle a Facebook el chisme o a X el odio: simplemente no va a pasar.
Así que, paradójicamente, la Central de Riesgo es el villano que mantiene vivo el sistema.
El monstruo que todos odiamos pero sin el cual el circo se cae.

🤡 ¿Y qué tan mala o buena es?

Depende.
Si sos una persona ordenada, que paga puntual, la Central de Riesgo puede ser tu carta de presentación.
Una forma de demostrar que sos “confiable”.
Te abre puertas, te da acceso a créditos más grandes, y hasta te bajan los intereses.
Es como tener buena reputación… pero financiera.
Ahora, si te atrasaste, si te comieron los intereses, si el COVID te quebró el negocio, si el banco te embargó el carro, o si simplemente sos pobre…
Entonces la Central de Riesgo se vuelve una condena eterna.
Un muro invisible que te impide acceder a créditos, alquilar, o hasta firmar un contrato.
Y no importa que ya hayas pagado.
A veces tu “mancha” queda ahí por años, como un tatuaje que no pediste.
Porque en este país, mis queridos oyentes, los errores financieros se perdonan menos que los pecados capitales.

⚖️ La ironía del sistema

Lo más irónico de todo es que quienes manejan el sistema —bancos, financieras, aseguradoras— tienen más deudas y escándalos que cualquiera de nosotros.
Pero ellos tienen “reestructuraciones”, “fusiones” o “acuerdos institucionales”.
Vos, en cambio, tenés “mora”, “interés moratorio” y “negativa de crédito”.
Y mientras tanto, tus datos circulan como fichas en un casino: quién te presta, quién te rechaza, cuánto debés, cuánto pagaste.
Todo eso se compra y se vende, como si tus errores fueran mercancía.
Porque lo son.
En Honduras, la pobreza también se cotiza.

🧠 Reflexión final

La Central de Riesgo, al final, no es ni buena ni mala.
Es una herramienta.
El problema no es el martillo… es quién lo usa y con qué intención.
Si se usara para educar financieramente, para ayudar a la gente a salir de deudas, o para premiar a quienes pagan bien, sería genial.
Pero como todo en este país, se usa para castigar, etiquetar y perpetuar la desigualdad.
Así que la próxima vez que te digan que estás “en la Central”, no te asustes.
Solo significa que el sistema te está mirando.
Como siempre.
Como desde que naciste pobre.
Entonces, en resumen, la Central de Riesgo es ese recordatorio amargo de que el dinero no perdona errores. Úsenla a su favor: paguen a tiempo, y eviten caer en trampas. Si no, sigan leyendome para no ser el próximo chiste.
Esto fue Educando a la Pobrería, el podcast donde aprendés que hasta tu deuda tiene biografía.
No olvides compartirlo con tus amigos… especialmente con ese que debe hasta la cama.
Hasta el próximo episodio, si es que no me embargan el micrófono.

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