GRACIAS HÉROES. AHORA QUITENSE PORQUE ESTORBAN
Hola, pobrería hermosa, dañada y maltratada por los gobiernos y por el Wi-Fi inestable. Bienvenidos a otro episodio de Educando a la Pobrería, donde venimos a decir lo que nadie quiere escuchar, pero todos necesitan saber.
Hoy vamos a hablar de algo que duele. Y no, no es la inflación ni el recibo de la ENEE. Hablaremos del abandono absoluto, descarado y criminal de esos que llamamos "héroes" durante la pandemia. ¿Te acordás de los aplausos? ¿Las canciones? ¿Los hashtags ridículos tipo #FuerzaDoctor? Bueno... hoy esos mismos héroes están:
1. Desempleados
2. Con estrés postraumático
3. Olvidados por el sistema y por la gente.
Y vos, vos también los olvidaste. Vamos a hablar claro. Si esto incomoda, mejor. Eso significa que algo te queda de alma.
EL CIRCO DE LOS APLAUSOS
¿Se acuerdan del 2020? Claro que sí. Nadie olvida el trauma colectivo. Todos encerrados, lavándonos las manos hasta con cloro, mientras el mundo se desmoronaba. Y entonces, salimos a aplaudir. Desde los balcones. Desde las redes. "¡Héroes!", gritábamos.
Pero esos aplausos no compraban insumos. No pagaban mascarillas. No reemplazaban al oxígeno. No impedían que una enfermera llorara de impotencia porque no había camas.
Esos aplausos no le devolvían la vida a los que se morían solos en un pasillo. Eran puro adorno. Más decorativos que útiles. Un placebo emocional para quienes no hacían nada más.
Y mientras vos horneabas pan de banano, alguien estaba metido en una sala de COVID, con dos batas reusadas y un gorro quirúrgico de hace cinco turnos. Pero hey, vos subiste un video diciendo “Gracias, héroes”. Así que ya cumpliste, ¿no?
SALUD MENTAL EN TERAPIA INTENSIVA
Pongámonos serios (por dos segundos). El impacto psicológico del personal médico fue devastador. Gente que trabajaba tres turnos seguidos, sin dormir, sin comer bien, sin ver a su familia por semanas. Gente que se contagiaba, que enterraba colegas, que hacía videollamadas para despedir pacientes.
No estamos hablando de estrés normal. Hablamos de trauma. De estrés postraumático. De síndrome de burnout nivel apocalipsis.
¿Y qué hizo el sistema? Nada. Cero apoyo psicológico. Cero seguimiento. ¿Querías terapia? ¡Pagala! Porque en este sistema, hasta tu salud mental es un privilegio.
Y si te deprimías o querías renunciar, te decían: “¿Y el juramento hipocrático?”. Como si eso te hiciera invulnerable. Como si el juramento te vacunara contra el colapso nervioso.
HEROÍSMO TEMPORAL, CONTRATO TEMPORAL
Acá viene lo peor. El descaro del Estado.
Muchos de esos héroes fueron contratados con papeles temporales, sin seguridad social, sin beneficios, sin estabilidad. Una vez que la curva bajó, ¡fuera! Gracias, doctor. Siguiente. Como si fueran toallas húmedas: úsese y deséchese.
En Honduras hubo enfermeras con 15 años de experiencia despedidas sin explicación. Médicos que trabajaron en unidades COVID sin contrato, sin protección. Limpiadoras que se jugaban la vida por el salario mínimo. Y cuando todo terminó, no hubo ni una carta de agradecimiento. Solo silencio.
Y ojo, no era falta de dinero. Era falta de voluntad. El presupuesto se fue en mascarillas sobrevaloradas, en hospitales móviles oxidados, en compras fantasmas. Pero para los héroes... ni para una botella de agua.
SOCIEDAD SELECTIVA Y MEMORIA CORTA
Y aquí, querida pobrería, entras vos. Porque sí, el Estado fue un asco. Pero la sociedad también tuvo lo suyo.
Cuando más miedo teníamos, aplaudíamos. Pero cuando una enfermera se mudaba a una colonia, le dejaban papelitos en la puerta diciendo: “Aquí no queremos contagios”.
Cuando el médico llegaba al banco, le cerraban la fila. Cuando la técnica de laboratorio iba al súper, la miraban con asco. ¡Con asco!
Queríamos que nos salvaran, pero que no se nos acercaran. Queríamos que trabajaran 20 horas seguidas, pero que no se quejaran. Queríamos que fueran héroes... sin derecho a ser humanos.
Y ahora, que todo se calmó, ni una palabra. Ni un recuerdo. Ni un mural. Ni un diploma. Los dejamos atrás como dejamos atrás el alcohol gel.
LO QUE NO HICIMOS
¿Qué reformas hicimos después? Ninguna. ¿Presupuesto reforzado para salud? Cero. ¿Protección legal para el personal? Tampoco. Todo volvió a la misma miseria burocrática.
Nos dimos cuenta de que el sistema sanitario era un chiste cruel... y lo seguimos dejando igual.
Los héroes se fueron. Algunos emigraron. Otros murieron. Otros simplemente renunciaron y están vendiendo cosas en línea porque al menos ahí no se mueren de estrés.
Y vos, ¿qué hiciste? ¿Te quejaste en Twitter cuando cerró el hospital? ¿Reclamaste cuando despidieron personal? ¿O simplemente seguiste scrolleando?
Este episodio es memoria. Es reclamo. Es grito. Es tributo.
Porque si no recordamos a quienes nos sostuvieron en la peor crisis de este siglo… entonces, pobrería, no merecemos ni ser salvados.
A vos que estás escuchando esto y trabajás en salud: no estás solo. No estás olvidado. Este espacio también es tuyo.
A vos que fuiste paciente, que estuviste internado, que viste morir a alguien... pensá quién estuvo ahí contigo. Y no los olvidés.
Nos vemos en el próximo episodio de Educando a la Pobrería, donde la verdad incomoda, pero educa.
Hasta la próxima.
Comentarios
Publicar un comentario